jueves, 30 de diciembre de 2010

De como fracasé en la vida


Termina el año y  aún nos quedan pocos rituales de esos que se repiten infinitamente en un bucle en el tiempo, la cena de Nochevieja, elegir con quién y dónde se pasa tan “fantástica” noche, el modelito  para la ocasión, la comida de Año Nuevo, ( en mi caso previo el Concierto de Año Nuevo y su  Marcha Radetzky), ultimar compras y detallitos… y viene el consabido aluvión de buenos deseos y propósitos para el año entrante…Se dice que es tiempo de hacer balance, por eso de que un año termina y otro empieza..No es la única forma de medir el tiempo, cada cual hacemos el nuestro cuando  lo necesita o cuando le viene en gana y no porque llegue el 31 de diciembre, que  digo yo  que no hay que entregar en registro oficial alguno el informe final  positivo o negativo.
Me viene a la cabeza un álbum ilustrado, “De cómo fracasé en la vida” de Thule editorial,  que como muchos de ellos más bien no es para niños sino para adultos ya un poco avanzados en su camino vital. Es una fabula moderna que se lee en nada pero que tienen el valor de calar hondo en nuestro pensamiento..


“Cuando era pequeño, vivía en una mansión enorme, en el corazón de un bosque mágico... Era guapo, tenía muchos amigos y era rico e inteligente.”
 ¿Una infancia ideal? Sí, pero la gran mansión en realidad es un cuchitril en un barrio miserable; el bosque mágico, un bosque de chimeneas que vomitan humo nauseabundo... y el niño en cuestión, no es más que un ser desgraciado, solo, pobre y estúpido...
Pero al crecer, las cosas cambiaron: los títulos, el dinero, el amor, la paternidad, el éxito social, los eventos sociales, el poder han transformado a nuestro héroe. Y así fracasó en la vida... ¡cuando llegó el éxito!


Jugando con doble sentido entre la imagen y el texto, nos hace replantear nuestras vidas. La niñez, la juventud se escapa de las manos en pro de objetivos que quizá cuando llegan podemos considerar absurdos, cuestionables…el trabajo, el éxito, una forma determinada de vivir  la pareja o la familia...ideales que nos han hecho vivir de una manera determinada y que cuando se consiguen no son tan satisfactorios como pensábamos mientras los deseábamos. La competitividad, el materialismo... mejor dicho, el apego a las cosas materiales, la falsedad, las decepciones…incluso podemos, confundimos nuestra idea del amor, perdiendo a costa de cosas y sentimientos  de apegos inservibles del todo los objetivos de cada uno de felicidad y bienestar.
No hace falta que nos ocurra algo gordo, una enfermedad, un accidente, la desaparición de un ser querido, un tocar fondo personal, profesional o económico…cuando menos te lo esperas puedes ver  el camino adecuado para conseguir ese objetivo...el tuyo propio, ese que te va  a hacer feliz,  ese que te hace sonreír y te da calidez en el corazón,  ese que responde la pregunta de  cuál es el verdadero valor de la vida
No importa la edad en la que te plantees esa cuestión, ni las infinitas veces que te hayas equivocado al intentar responderla, quien sabe si eres de los que has decidido hacer ese balance anual para el 2011  y te pasa como en esta  pequeña historia en la que al final, aparece el héroe anciano, encorvado con cariño sobre su peluche infantil, su conejo rosa,  como si regresara la infancia, como si lamentara haber perdido algo esencial y sabiendo después de todo a ciencia cierta que es.. ¿Qué es el éxito? ¿Qué es el fracaso? no es tan sencillo…o si



lunes, 20 de diciembre de 2010

A mis amigas

Hace poquitas semanas, quedé a cenar con mis amigas..hasta ahí nada destacable. Una cena de esas que se intentan concretar durante mucho tiempo, y que cuando finalizan se llenan de deseos para que se repita a ser posible en un corto espacio de tiempo..Lo que  para mi es importante no fue la cena en sí...sino quien se sentó alrededor de aquella mesa para celebrar algo asi como un macrocumpleaños de cuarenteiñeras que  por mas años que se cumplan siguen siendo...mis amigas, aquellas con las que compartí cientos de horas en la época en la que esas horas compartidas son lo mas importante que a una le pasa, minutos y minutos de experiencias que hicieron mucho de lo que hoy soy.
Conocí a casi todas en bloque en esa época hormonalmete desastrosa del instituto, una de ellas desde que vestíamos  falda a cuadros en un pequeño colegio religioso a las afueras de la ciudad..y todas ellas, todas, acompañándome hasta la actualidad...Han sido muchos los altibajos en la frecuencia de las relaciones con cada unas de ellas, los novios, maridos, trabajos, niños, circunstancias de la vida que te hacen estar en un sitio determinado..pero no importa, pueden pasar años sin vernos que la sonrisa, y la sensacion de que el tiempo no ha pasado sigue ahi, da igual que incluso sean años, si surgen problemas, si por desgracia o fuerza mayor nos tenemos que ver en cementerios o en hospitales, los abrazos, los lloros compartidos siguen siendo sinceros y puros por ese cariño petrificado en lo mas profundo nuestro corazón, de la misma manera...pueden pasar mil años para seguir riéndonos con las mil anécdotas que vivimos juntas, la cantidad de tiempo conversado, las alegrías y sentimientos compartidos que hacen que hoy me sienta orgullosa de poder dedicarles estas  palabras,a cada una de ellas, Chelo, Alicia, Rosa, Mariam y Laura...
Mil gracias por que  sea mucho o poco lo  que estéis, estáis ahí...


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