jueves, 17 de marzo de 2011

Contra el Viento del Norte

Es difícil explicarle a mi hijo lo que supone la impaciencia por recibir una carta esperada, mirar el buzón todos los días y vislumbrar a través de sus rendijas cualquier sobre que te hiciera pensar que tu amiga, tu amigo, tu familia de lejos, tu novio te enviaba palabras de amor escritas y aromatizadas en un sobre portador de sus ilusiones, sus sueños, cartas que se escribían y se recibían llenas de sentimiento y de noticias que se querían llevar lejos, puede hacerse una idea porque todavía conoce la figura del cartero, pero claro, solo trae cartas del banco o de publicidad, ahora  las nuevas de sus amigos le llegan por mail, o en un rápido intercambio de información  a través de redes sociales.
 Con un panorama así es difícil pensar  que hoy día,  tenga “éxito”, una novela epistolar que nos cuenta una historia forjada a través de nuestras cartas de ahora, los correos electrónicos.
Contra el viento del Norte, habla de esos fenómenos meteorológicos intensos que se instalan en el interior de cada persona cuando nace la mediocridad de la monotonía, y que en este caso irrumpe cual tormenta  inesperada en forma una simple equivocación en la dirección del correo electrónico.
 Ella, Emmi, diseñadora de páginas web, felizmente casada, audaz y valiente, bruta en palabras y algo maniática, hastiada por sus propias rutinas, ávida de sensaciones que ya creía olvidadas, deseosa de dejar de ser Emma por un rato y volver a ser Emmi.
Él, Leo, psicólogo del lenguaje, torpe en amores pero no en palabras, dulce a regañadientes, demasiado torturado por fracasos anteriores como para atreverse a sentir de nuevo.
Ella escribe, él responde, y ella vuelve a contestar
Van pasando los meses y Emmi y Leo comparten más tiempo juntos que separados. Los intercambios literarios van subiendo cada vez más de tono y, en determinado momento, también se cuela el amor. Pero ¿se puede amar a alguien que sólo se conoce de manera escrita? ¿Puede alguien enamorarse de la prosa de otro? ¿Es un requisito necesario para el amor la presencia física? ¿Cómo se reemplaza el oler, tocar, sentir a otra persona e la virtualidad?

Querido Leo:
…quiero confesarte que hacía mucho tiempo que no intercambiaba sentimientos con nadie con tanta intensidad como contigo. Yo soy la primera en asombrarme de que sea posible hacerlo de este modo. En los mensajes que te escribo puedo ser más que nunca la verdadera Emmi. En la “vida real”, si quieres que las cosas salgan bien, si quieres resistir, debes pactar continuamente con tu emotividad: ante tal cosa no puedo reaccionar de forma exagerada, ante tal otra tengo que aceptarla, respecto a tal otra, de hacer la vista gorda. Uno adapta sus sentimientos sin descanso, es indulgente con quieres ama, asume cientos de pequeños roles cotidianos, hace equilibrios, compensa, sopesa para no poner en peligro toda la estructura, pues uno mismo forma parte de ella.
Contigo querido leo, no tengo miedo de ser tan espontanea como lo soy en lo más íntimo de mi alma. No pienso que puedo exigirte y que no, simplemente escribo  ¡y me hace tanto bien! Todo eso es mérito tuyo querido leo, por eso te has vuelto tan imprescindible para mí, me aceptas tal como soy. A veces me frenas, no haces caso de ciertas cosas, tomas a mal otras. Pero tu perseverancia en no despegarte de mí me demuestra que puedo ser tal como soy. Soy mucho más dócil de lo que parezco en mis mensajes…si leo soy celosa, desconfiada, un poco neurótica…si alguien quiere a la Emmi que no se esfuerza por ser buena, que más bien da rienda suelta a sus flaquezas habitualmente reprimidas, con más razón querría a Emmi tal como ella vive, porque sabe que hasta cierto punto uno solo puede pedirle a los demás que sean lo que es uno: un montón de caprichos, un cumulo de caprichos de sí mismo, una combinación de divergencias.
Pero no se trata de mí. Pienso en ti todo el tiempo, Leo. Ocupas unos milímetros cuadrados de mi cerebro. Te has establecido allí definitivamente. No sé si eres como el que escribe. Pero cono que fueras solo una parte de él ya serias especial.

Re:
Escríbeme, Emmi. Escribir es como besar, pero sin labios. Escribir es como besar con la mente. Emmi, Emmi, Emmi.

Ácida, ingeniosa, con un toque de humor que hace que no dejes de mirar “la bandeja de entrada” de cada uno de los personajes, con un final inesperado, que te hace pensar pues  claro está que en la reflexión sobre las relaciones de pareja podríamos poner tantos finales como tipos de relaciones existen…o mejor quizá…No poner un final y pensar en seguir luchando cada uno contra su particular Viento del Norte.

"Estás adosada a mis neuronas" No es literatur,a es aquello que plasma esa fuerza de mover lo inamovible.



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