"El amigo que no me salvó la vida"
Hervé Guilbert
Tusquets editores
El sida es un estado de abandono que abre la jaula de la fiera que todos llevamos dentro. Es una sentencia que modifica la vida, los odios, los afectos. Esta novela es el testimonio autobiográfico de un seropositivo infectado por el miedo y la soledad. Guibert buscó en sus páginas al compañero incondicional, al testigo mudo que le consolara ante tanta incertidumbre. Quizá por eso descubrimos, entre la angustia y el desgarro, párrafos de estremecedora belleza. Sincero, aunque extremadamente crudo, describe el proceso de pérdida inmunológica del protagonista, un proceso físico y afectivo.
SINOPSIS
«Sí, mi novela es la historia del SIDA, del tiempo de la incubación, de la enfermedad y de los años ochenta…Hay en este libro una actitud agresiva, violenta, virulenta, como lo es el SIDA…», confesaba Hervé Guibert apenas aparecía en Francia, en marzo de 1990, este terrible testimonio personal. En él Guibert registró paso a paso no sólo el proceso de su propia enfermedad, sino también el de sus amigos más íntimos, así como la relación de los demás con esos nuevos «apestados». Pese a sus nombres ficticios, son fácilmente identificables figuras tan conocidas como la actriz Isabelle Adjani o el filósofo Michel Foucault, cuya agonía es aquí minuciosamente descrita. «Insisto en decir que este libro es una novela porque no cuento mis relaciones con estas personas en concreto, sino más bien la encrucijada de unos destinos que se ven transtornados por la presencia del SIDA…Mis modelos existen, pero han pasado a ser personajes.» Y la verdad es que hoy están en todas partes, son centenares, miles.
«Sí, mi novela es la historia del SIDA, del tiempo de la incubación, de la enfermedad y de los años ochenta…Hay en este libro una actitud agresiva, violenta, virulenta, como lo es el SIDA…», confesaba Hervé Guibert apenas aparecía en Francia, en marzo de 1990, este terrible testimonio personal. En él Guibert registró paso a paso no sólo el proceso de su propia enfermedad, sino también el de sus amigos más íntimos, así como la relación de los demás con esos nuevos «apestados». Pese a sus nombres ficticios, son fácilmente identificables figuras tan conocidas como la actriz Isabelle Adjani o el filósofo Michel Foucault, cuya agonía es aquí minuciosamente descrita. «Insisto en decir que este libro es una novela porque no cuento mis relaciones con estas personas en concreto, sino más bien la encrucijada de unos destinos que se ven transtornados por la presencia del SIDA…Mis modelos existen, pero han pasado a ser personajes.» Y la verdad es que hoy están en todas partes, son centenares, miles.
El otro libro, es un cómic, la reseña no es mía es tan grafica que nada hay que añadirle.
"Pildoras Azúles"
Frederick Peeters
Ed. Astiberri
Escrito y dibujado por Frederick Peeters un suizo nacido en Ginebra en 1974, es una novela gráfica que hace especial honor al hecho de ser considerada "novela", ya que se trata de una obra de enorme profundidad, tanto del punto de vista narrativo como del emocional. La historia que cuenta es la del propio Peeters, que en los estertores de su adolescencia se enamoró de una chica bastante salvaje que no le daba ni cinco de bola. Luego, años más tarde, acercándose a la crisis de identidad que sobreviene con la treintena, el azar hizo que sus caminos volvieran a cruzarse. El tema es que, para entonces, ella ya no conservaba casi nada de salvaje, se acabada de divorciar y tenía un hijo pequeño. Ambos, ella y su hijo, estaban contagiados por el virus del VIH. Sin arruinar la lectura del libro vale la pena decir es que se trata de una de obra excepcional, que invita a reflexionar acerca de una amplia paleta de temas "generacionales", como la relación entre los problemas generados por nuestro propio ego y los problemas reales, el miedo al paso del tiempo y a la muerte, y el compromiso diario que implica la experiencia de estar vivo.
....................eneadea............
Opino igual que tú en cuanto a los Días de... Pero en fin, supongo que de algo valdrán.
ResponderEliminarGracias por los apuntes de los libros, me los archivo en mi disco duro cerebral, a ver si algún día doy con alguno como el que no quiere la cosa. :)
Un abrazote
La verdad es que asistimos a muchas injusticias. Una de ellas es la marginación de los enfermos, parece como si creyéramos que son apestados o que nos van a contaminar. Cuando se trata con ellos, se da uno cuenta de que no tienen nada de peligroso y de que siguen necesitando de la misma medicina que los demás pacientes: cariño y comprensión.
ResponderEliminarGracias por tus recomendaciones, se las diré a mi hermana, a ver si nos hacemos con alguna, pues le gusta mucho este tipo de obras. Un beso fuerte.
Que razón tienes querida Sylvia, no se por que nos gusta etiquetar todo, el dia de..., menos mal que la ciencia sigue su curso y sigue luchando por que estas enfermedades no sean terminales.
ResponderEliminarTambién los tiempos han cambiado, ya no son los años 80, ahora somos más tolerantes con los enfermos del Sida, pero aún queda mucho miedo entre la gente, pero es normal… eso es difícil de cambiar.
Un besotte.
Muy bueno el comentario y la reseña del libro Syl, así como muy acertada la elección de los dos libros (próximos en mi librería).
ResponderEliminarYo tampoco comulgo con los DIAS DE. Pero este día es especial, es algo que le debo a los que se fueron, y a los que están.
Sé que sería más altruista acordarse también de los pobres negritos del África y todo eso. Pero como civilizado egoísta que soy; de quien me acuerdo y quien de verdad me encoge el corazón, son aquellos que tomaron cañas y compartieron biografía.
Sobre todo de Pedrito, de las hermanas Julia y Merche, de Josiño, de Gerardo, del Trenzas, de Carlos el maca, de Xavi, de Manel… y de un por desgracia largo montón de amigos que apenas habían llegado a transitar un cuarto de su crónica.
Poco que añadir Sylvia a los que me preceden en los comentarios.
ResponderEliminarEsta es una enfermedad doblemente dañina. Ataca el cuerpo y el alma por la incomprensión y el recelo de la sociedad.
Seguramente pasará a ser una palabra tan frecuente en nuestras vidas como lo ha pasado a ser el cancer. Algo que está a nuestro alrededor, y con lo que debemos aprender a convivir.
Los "días de" sirven para darnos un toque de atención, para que reflexionemos y no nos olvidemos de que las enfermedades siguen matando, que los niños siguen pasando hambre, que las injusticias siguen atemorizando.
ResponderEliminarYo también conocí a varias víctimas de sida, eran los años locos de droga y desenfreno. Me vienen sus caras de golpe y me duele pensar que nada les pudo salvar.
Ojalá los llevemos en el corazón los 364 días restantes.
Un abrazo Sylvia.
Syl ... me atrevo a apuntar uno más, quizá porque me recuerda un momento muy significativo en mi vida con relación a esta enferdad, también se marchó un gran amigo ... "Más grandes que el amor - Dominique Lapierre" ... que no cese la investigación, ni la vida de aquellos que dan su vida por ayudar a quienes sufren su mordaz invasión.
ResponderEliminarMe quedo con el ejemplo de los más pobres ... una Mamma Lucy en Africa, no por altruismo, sino porque sumidos en la ignorancia, se siguen violando seres inocentes, creyendo que así se curarán ... me estremezco, como también la sensación que cuanto más recursos somos, también más insolidarios! Gracias por tu "día de" ... muacc